“Lo que una vez fue y no volverá a ser”

Tras no dormir en varios días, he podido por fin hacerme a la idea de que ya no existes en mi vida. Simplemente te dedicaste a hacer turismo sentimental por mi corazón. Te lo llevaste todo y no dejaste nada, ni las gracias.
Solo quería decirte: encantada de conocerte, con suerte, no nos volveremos a ver.
Los ríos de lágrimas ya son pasado, este amargo sufrimiento está enterrado en el libro de “Lo que una vez fue y no volverá a ser”. De toda experiencia se aprende una lección, sino, no sería una experiencia sino más bien un error.
Espero que el destino no vuelva a juntar nuestros caminos. Aunque a veces, el serendipity sea algo irónico, imprevisible, incontrolable, como nuestra pasión.
Aquel que no lucha por continuar en tu vida, no merece estar en ella.
Siempre he creído que eso de “limpiar tu tiempo y espacio de ciertas personas” no era algo sano, pero quizás si lo sea. A veces, sufrimos más al aferrarnos a recuerdos satisfactorios cayendo en la falsa esperanza de que podrían volver a repetirse. Pero no es así, las personas cambian, o simplemente, el que cambia eres tú.
Debemos aprender a sacar de nuestras vidas a aquellas personas que no nos aportan nada positivo. Lo mejor es conservar a aquellas que se preocupan por ti, que tratan de sacarte una sonrisa en tus peores momentos y que están ahí para escuchar la anécdota más loca, para recoger tus lágrimas cuando estás deprimido, que se preocupan por descolgar el teléfono y saber de ti aunque llevéis meses sin hablar y sean más los kilómetros que os separan que las ganas de tomar un avión. Ese, no es tu caso.


Tú, llegaste arrasando todo aquello que tocabas. Me hiciste creer que querías quedarte en mi vida, pero no fue así. Tomaste lo que quisiste y te marchaste sin dejar un "adiós". Llenaste mi vida de falsas esperanzas y promesas vacías. Tantas veces había leído sobre personas como tú, vampiros emocionales, que creía que eráis eso, un mito. No quería creer que personas como tú existieran. Me deje llevar por la quimera del amor correspondido.
Los llantos y las penas que he sufrido por ti, no valen la pena.  Por fin he podido ver que me hiciste un favor al no intentar quedarte en mi vida. Quizás algún pueda darte las gracias por hacerme ver la realidad. De momento, espero que estés donde estés, espero que no te cruces con nadie como tú. 
Cuando la vida nos ofrece algo en bandeja, acabamos por creer que debemos tomarlo sin importar las consecuencias. Que la vida te ponga algo fácil, no significa que tengas derecho a tomarlo y deshacerte de ello cuando te plazca. 
La vida es ese tren que avanza pero nunca retrocede, en el cual, diferentes personas van subiendo y bajando, dejando siempre parte de su equipaje. 


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